martes, 21 de agosto de 2007

Los Egipcios y la cosmética

La poderosa Diosa Hator se acicalaba en el palacio de Shesmu

Una de las máximas a la hora de viajar al más allá era la de los siete óleos sagrados. La poderosa Diosa Hator así como sus sucedáneos solían aparecerse acompañados de un fino olor a perfume que embriagaba la razón del visitado, y lo preparaban en el palacio de Shesmu. Y así un centenar de hábitos curiosos de los egipcios. El mostrarse bello o cuidarse la piel parece ser cosa de nuestro más reciente siglo veintiuno, pero una vez más la más antigua de las civilizaciones es la primera en hacer uso de ungüentos con el fin de embellecer el rostro y la misma piel corporal. Son conocidos los baños de Cleopatra en leche de burra y miel, o los ojos perfilados de la misma que hicieron caer a sus pies al mismísimo romano Marco Polo, pero entresacaremos los secretos de belleza de los egipcios escritos en un libro llamado Papiro Ebers.
Parece ser que los esgipcios se sometían a cuidados excesivos de la piel y del cuerpo como cremas hidratantes o peelings. Y esta no era práctica habitual de los altos estrados de la antigua ciudad Tebana, todo el mundo practicaba el cuidado intensivo de sus cuerpos. Uno de los pagos que hizo el rey Ramses III para acallar a una esporádica rebelión, consistía en aceites y grasa. Estos materiales eran esenciales para el uso lámparas o para el recetario de cosmetica, como las lociones hechas con grasa de oca, cocodrilos, gatos u ocas. Y en cuanto las bases vegetales: el sésamo (el más utilizado y barato) y una extensa variedad de flores y de plantas. Esto se sabe por la gran cantidad de recipientes encontrados en las tumbas de faraones como Tutancamon o el templo de Edfú, en donde se ha encontrado una cámara denominada la de los perfumes en la cual hay escritas una inmesidad de recetas. Una firma muy importante francesa encontró unas especie de crema que hoy día se puede utilizar. Y en una exposición, del mismo país podemos oler una réplica de un ungüento hecho en base a una mezcla de opiaceos capaces de desestabilizar aptitudes del visitante. El aceite de ricino era el más utilizado para las pestañas y pelo. Y para los perfumes extraían de las flores sus esencias a partir del metódo de la maceración. Para la cosmética utilizaban diferentes minerales como el óxido de hierro, el antimonio, la galena, la malaquita. Los pulverizaban hacían una mezcla con agua hasta conferir una crema homogénea que me tían en frascos de madera y que más tarde se aplicaban con los dedos u otros instrumentos más precisos. Y si en la misma crema querían darle un toque perfumado se añadian extractos de plantas como la mirra, el incienso y el terebinto, o de frutos como los dátiles. Para los ojos utilizaban sulfuro de antimonio, un colorante que se llamaba Kohol. Este material realzaba la mirada puesto que la coloreaba y a la par protegia las cavidades oculares pues funcionaba como antiséptico. Pero no sólo se coloreaban los ojos, tambien se dibujaban formas en las palmas de las manos y de los pies y se tintaban el pelo con un pigmento de color ocre derivado de la hoja de la alheña.

Aunque sus vidas no eran muy longevas, un hombre a los 40 era anciano. Aun asi se cuidaban de manera equilibrada. Comunes eran las lociones que tratabn el color de la piel, o los aceites que se untaban para recibir masajes o desodorantes para el cuerpo y cremas para mantener la silueta incluso un perfume llamado Kyphi combatía la halitosis.


Y la depilación también nace en Egipto, los sacerdotes, por ejemplo, tenian que ir perfectamente depilados a la oración. La cera de abeja que hoy en día utilizamos viene de esta civilización, pero ellos la usaban de manera distinta, se daban la crema y con un hilo o cuerda se arrancaban el bello. Aunque también exístian ternacillas y desde el imperio antiguo en adelante se han encontrado navajas de barbero de cobre.

Para terminar, el polvo de alabastro, el natron, la miel y la sal marina suponían la mezcla perfecta para dar más tersura a la piel del rostro. En definitiva el mejor secreto de belleza y que no se vende en farmacias.

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